Poemas de mujeres, que hablan de mujeres:

  1. COMO DON QUIJOTE, de Cristina Castillo

Yo también quiero

un caballo de madera,

un yelmo dorado a ratos,

un escudero con paciencia.

Y quiero, para ser libre,

luchar contra marionetas,

repartir justicia,

pernoctar en una venta,

derrotar a mil jayanes,

creer en sin pares princesas,

en caballeros andantes

y en sultanes de otras tierras.

¡Pero que no me mueran!

¡Decidles que no me mueran!

CRISTINA CASTILLO

 

2. EL SEGUNDO CAJÓN DEL APARADOR,  de Cristina Castillo

Cuando quiero llorar

me escondo en el segundo cajón del

aparador.

Entre el arrugado mantel bordado a

vainica

y un rosario de cuentas desgastadas.

Allí nadie ve que ha muerto mi sonrisa

ni el musgo, ya amarillo,

que trepa por mis manos.

Allí mis gritos se mezclan

con el fuerte olor a naftalina.

Y solo allí, afónico el dolor,

termina por evaporarse.

CRISTINA CASTILLO

3.  YO ME LEVANTO (*poema traducido del inglés), de Maya Angelou

Podrás describirme en la historia

con mentiras retorcidas,

Podrás arrastrarme en la basura misma

Aun así, como el polvo, me levanto.

¿Te desconcierta mi insolencia?

Porque camino como si tuviese pozos de petróleo

Bombeando en mi sala de estar.

Igual que las lunas y los soles,

Con la certeza de las mareas,

Igual que las esperanzas que alto vuelan

A pesar de todo, me levanto.

¿Querrías verme destruida?

¿Con la cabeza gacha y los ojos bajos?

Y los hombros caídos como lágrimas.

Debilitada por mis conmovedores gritos.

¿Te ofende mi arrogancia?

No te lo tomes a mal:

Porque me río como si tuviera minas de oro

Excavadas en mi patio de atrás.

Puedes dispararme tus palabras,

Puedes acuchillarme con los ojos,

Puedes matarme con tu odio,

Y a pesar de todo, como el viento, me levanto.

¿Te desconcierta mi sensualidad?

¿Te parece extraño

que baile como si tuviera diamantes

en mis muslos?

Desde los cobertizos de una vergüenza histórica

me levanto.

De un pasado enraizado en el dolor

Me levanto.

Soy un océano negro, impetuoso y extenso,

Fluyendo y embraveciendo, y así

soporto la marea.

Dejando atrás noches de espanto y miedo

Me levanto.

En un nuevo día, asombrosamente claro,

Me levanto.

Con los talentos que mis ancestros dieron,

yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.

Y me levanto.

Me levanto

Yo me levanto.

MAYA ANGELOU (EEUU, 1928)

 

Y, para terminar por hoy, nada mejor que un canto a la vida

4. Violeta Parra (San Carlos, Chile, 1917 – Santiago de Chile, Chile, 1967)

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Me dio dos luceros que, cuando los abro,

perfecto distingo lo negro del blanco,

y en el alto cielo su fondo estrellado,

y en las multitudes el hombre que yo amo.

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Me ha dado el oído, que en todo su ancho

graba noche y día; grillos y canarios.

martillos, turbinas, chubascos

y la voz tan tierna de mi enamorado.

 

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Me ha dado el sonido y el abecedario,

con él las palabras que pienso y declaro:

madre, amigo, hermano y luz, alumbrando

la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Me ha dado la marcha de mis pies cansados;

con ellos anduve ciudades y charcos,

playas y desiertos, montañas y llanos,

y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Me dio el corazón, que agita su marco

cuando miro el fruto del cerebro humano,

cuando miro el bueno tan lejos del malo,

cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Me ha dado la risa y me ha dado el llanto;

así yo distingo dicha de quebranto,

los dos materiales que forman mi canto

y el canto de ustedes, que es el mismo canto,

y el canto de todos, que es mi propio canto.